James tiene dieciséis años, y padece de una enfermedad nada común: la neurofibromatosis. Sin embargo, no se rinde, y quiere formar parte del mundo que en varias ocasiones nunca lo aceptó. Mathilde, de la misma edad que James, es una chica tímida con un pasado, que ha arruinado una vida de falsas ilusiones. En el instituto, ambos aprenderán dos lecciones: Compartir lo que se esfuerza en obtener, y que nada es para siempre. Sin embargo, ambos serán sin saberlo, cargos de ellos mismos y sus decisiones. Y, al final, esta novela nos enseña a nosotros mismos que la perfección no es necesaria sí vamos a ser felices por nosotros mismos.