Tus leves miradas, tus sonrisas tan silenciosas y delicadas, sin emitir palabra alguna te fuiste insertando en mis recuerdos, mientras escribo esto, me vino a la mente aquella conversación en la que me hablaste convencido de que empezabas a creer en el hilo rojo del destino, cuando tratamos de agarrarnos de la mano sin éxito alguno, cuando me abrasabas eufóricamente, de todas las emociones terribles que me hacías sentir.
Este relato es sobre ti, sobre las personas que están a mi alrededor, y sobre mis sentimientos, que últimamente me han parecido un laberinto sin salida.
Escribo esta historia, para olvidarme, olvidarme de tu existencia, de tus sonrisas, de tus abrazos, de tus miradas tan dulces, de tus palabras, oh tus palabras, hasta el día de hoy no las he podido olvidar, pero juro que, algún día serás un simple recuerdo, no amargo ni dulce, solo un recuerdo.