Existe un vínculo estrecho entre la génesis del pensamiento filosófico occidental en la Antigua Grecia y el pensamiento liberal que nutrió al individualismo y al apego a la razón del Iluminismo. Sócrates, de acuerdo a los sucesos relatados por Platón, fue condenado a muerte por negarse a aceptar las reglas impuestas por el estado ateniense y por rebelarse racionalmente contra los comportamientos y costumbres sociales y políticas irracionales de su época. Este espíritu socrático se enfrenta a lo establecido armado con la práctica de la ironía, el diálogo y la crítica, es decir, de la evaluación y el examen de la realidad con la combinación de una metodología racional y una filosofía moral individualista.