"Ella se desconectaba, entonces me acosaba una idea dentro de mi cabeza diciendo que debía yo de tener otra terminología que la hiciese sentir especial; y mientras todos durmiesen ella (llénese con algún verbo precioso y único que alguna vez pudiésemos crear los dos), y así se transformaría en la envidia de todos los mundanos que requeríamos de los sueños para creer que valía algo esta vida. Precisar de un sueño para tolerar las realidades. Así fue como ignoré los receptores y me fui recayendo en mis ideas. Y surgían como espasmos, como gritos dentro de mis ojos sin que haya luces molestas, ¿entendería de la falta de palabras?¿Me haría reclamos?¿Le molestaría que yo me durmiese sin satisfacer su necesidad de respuestas?
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