Mi pequeña princesa, recuerdo que tenia tres años cuando naciste. Recuerdo como tomaste mis dedos y los metiste a tu boca dejando el medallón a un lado como regalo por tu nacimiento. Dos reinos unidos, dos niños los cuales jugaban todas las tardes en aquel gran castillo y una amistad junto a una promesa que perduraría para la eternidad. «Pero la felicidad no es eterna» Un incendio en el palacio de los Dupain no solo acabo con la vida de la reina Elizabeth Agreste, sino que llego a la desaparición de la princesa Marinette Dupain Cheng. Aunque hayan pasado 12 años y yo no pueda recordar por completo tu rostro, recuerdo esa melodía que cantabas todas las tardes junto a mi. Recuerdo tu sonrisa. Y aunque todos piensan que estas muerta yo se que no es así.
No quiero creer que estés muerta. Mi madre te salvo, aunque desaparecieras y tu cuerpo jamas halla sido encontrado. Pero este medallón me guiara a ti, porque yo tengo el candado, y tu la llave que abrirá el mío.
Te encontrare amada mia, porque la promesa aun perdura en mi corazón.