Las personas tenemos esa tendencia de creer lo que deseamos creer. Nos imaginamos algo y deseamos con todas nuestras fuerzas de que sea así. A pesar de ver la realidad, preferimos inventarnos alguna excusa, que solo tiene sentido en nuestras cabecitas, y seguir inmersos en ese mundo imaginario y perfecto que hemos creado. Pero el problema es que antes o después somos obligados,por el destino, de la forma más cruel posible, de volver a la realidad. Nos obliga a verla, a sentirla, y por supuesto a sufrirla. Y entonces, justo en ese preciso momento, intentamos desesperadamente refugiarnos en algo y por desgracia ese "algo" nunca resulta ser nada bueno. Ese "algo" es nuestra perdición y nuestra salvación al mismo tiempo.
1 part