Lo cierto y aún que le costase admitirlo, Mycroft tenía razón. Había reescrito sus recuerdos. Desde lo de Barba roja, no había vuelto a ser el mismo, todo lo que es era por Eurus. Ahora sentía el impulso de reconstruir todo su pasado, recordar el que un día fue. su infancia, su adolescencia, eran piezas claves del rompecabezas en el que se había convertido su vida desde el problema final.