Me querían matar, me querían muerto por ser el criminal con más muertes en su expediente. Querían que me fuera directo al infierno por causar tanto dolor. Pero un criminal, también merece una segunda oportunidad ¿no? Al parecer, yo era el único que pensaba eso ya que, mañana sería mi último día de vida. Mañana tenía una visita con la silla eléctrica.