memorias de un chico solitario y medio.

Choi YoungJae conocía la soledad como a él mismo.

Pasar tiempo solo las 24 horas del día era una tortura silenciosa que lo consumía poco a poco.

Sin un papá y una mamá siendo enfermera tiempo completo se la pasaba solo, no había quien lo recibiera con una comida caliente o una cálida bienvenida.

Su pequeño gato y un tazón de fideos instantáneos eran sus mejores amigos.

Su gran travesía de todos los días era ir a una pequeña tienda donde compraba fideos, poco a poco aquello se haría su rutina favorita.