Quedarse sin madre nunca es agradable, sobre todo en ese momento de la adolescencia en la que la falta de amigos es excesiva y tienes más dudas de todo que nunca. Y en ese momento en el que llega el chico de tu vida... Espera conté mal. Eran tres. Tres chicos a los que amar y tres chicos por los que ser amados. ¿Y si jugamos al tres en raya? Eliminemos a dos.