Juan de la Cruz Velarde es un joven seminarista que ha dedicado su vida a Dios por los deseos de su madre Ana Joaquina, nunca había considerado la opción de casarse y ser un hombre común y corriente, pues su madre había sido siempre la que tomaba sus decisiones. Acompañando al padre Salvador a la mansión Villagrán para realizar una misa en conmemoración a la muerte del señor Juan Carlos Villagrán conoció a la única mujer que podría desviar su camino, a pesar de su aspecto Cristina Villagrán había logrado que el Joven seminarista pensara si de verdad quería entregarle su vida a Dios para siempre.
Cristina Villagrán por su parte siempre había sufrido por los desplantes de su madre Teresa, quien la obligaba a vestirse de manera horrenda y a servirle, tenía una predilección por sus hijos Carlos y Mauricio. Por lo que Cristina no tenía un buen concepto sobre sí misma, lo que la hacía sentir que nunca nadie podría amarla ni desearla como mujer, hasta que sin proponérselo logro llamar la atención de un joven seminarista y desde el día que se conocieron sus mundos nunca volverían a hacer los mismos.