Y ahora recordaba porque no se me había ocurrido meterme de nuevo en sus pantalones; cabello rubio largo listo para ser acariciado por mis manos, ojos azul-grisáceo que me hipnotizaron toda la noche obligándome a caer en el hechizo de su mirada. Esa deliciosa voz con ese acento sureño gruñendo mi nombre y preguntándome lo que deseaba, esos labios que me habían hecho perder la cordura de varias sucias y deliciosas maneras. Él era lo que yo tanto había evitado durante toda mi vida, el chico que soñaba cuando era pequeña y el que nunca vino a mi cuando más lo desee. El no llego a tiempo para disfrutar lo mejor de mí y yo no dejaría que el llegara a mí para lastimarme cuando yo había dejado de ser esa niña tonta e ilusionada. -Entonces... ¿Solo fui uno de tantos que pasaron por tu cama? -Uno de los privilegiados cariño, me temo que nadie me olvida una vez que me conoce. Fue divertido eso no lo niego, pero por favor sigamos adelante. Le di la espalda comenzando a caminar sintiendo mi corazón latir desbocado por todo lo que estaba pasando en estos momentos ¡Maldito el momento que escuché su voz! ¡Estúpido el momento que probé sus labios! Escuche su voz a unos pasos de mí. -No te creo dulzura, no puedes mentirme sin mentirte a ti misma y yo no soy un hombre que se rinda fácilmente. Eres mía desde el primer "hola" que me diste. Ni siquiera me molesté en mirarlo al responder. -Yo no soy de nadie vaquero. -Te equivocas preciosa. Eres de quien te haga rozar la locura solo con un rose de sus manos sobre tu piel, perteneces al hombre que desnude tu alma con un solo beso, a ese que te haga sonreír después de haberte dado el orgasmo más intenso de tu vida ¿Pero sabes cómo sé que eres mía? ------ ¿Quieres aventurarte en esta historia? ¿O te quedarás con las ganas?All Rights Reserved