Estoy tan triste, mi corazón roto, me siento horriblemente destrozada.
¿Por qué no puedo tener un poco de felicidad?
¿Acaso no tengo derecho a ser feliz?
Esta ha sido la peor noche de toda mi vida, solo puedo pensar en la pesadilla en la que se ha convertido todo esto y en lo que sucedió hace un par de horas.
Horas Antes...
Connor salio muy furioso por la puerta, salí corriendo detrás de él. Estaba lloviendo, no podía dejar que se fuera en estas condiciones.
-Connor, por favor detente - le grité.
-Kerry, vete a casa - gritó Connor.
-¡NO! - grité furiosa.
Connor se volteo y camino hacia mi.
-Kerry, por favor vete a casa - suspiro desesperado -. Entiende que yo no soy bueno para ti.
-¡Estoy harta que me digas eso! - grité -. Ya deja de decir eso, tu no eres malo.
-Lo lamento Kerry, esto debe acabar - dijo con tristeza -. Tú y yo no debemos estar juntos, no quiero hacerte daño, soy un maldito que algún día te va hacer sufrir mucho y no quiero que eso pase contigo, te amo y por eso debo dejarte antes de que te haga más daño.
-No Connor, no diga eso - dije llorando -. Me haces más daño diciéndome esto, que con todas las estupideces que has hecho, por favor no me hagas esto, yo te amo y no quiero que te vayas.
Connor se dio la vuelta, pero antes que se fuera lo sujete del antebrazo, él se volteo y me miro fijamente.
-No te vayas, por favor - le suplique.
Se acerco lentamente a mi rostro y me miro fijamente, puso sus manos en mi rostro y seco las lagrimas.
-Adiós Kerry - susurro.
Se dio la vuelta, me dejo sola y abandonada, después de haberme prometido nunca dejarme sola.