Alex y San no iban en la misma dirección. En lo absoluto. Alexandra era de clase media, morena oscura, ojos oscuros y cabellos negros semi ondulados. Aspiraba siempre a lo mejor y vivía feliz. Lo único que presuntamente según ella ''no era lo suyo'' eran las relaciones amorosas, especificamente las de pareja. Más sin embargo, ella amaba estar enamorada. Siempre optimista, jamás la verás mal a menos que ella quiera. Él era casi todo lo contrario. Santiago era de clase alta, sus padres tenían una empresa, era moreno pero no tanto, más bien ''neutral'' según él, ojos color miel un poco rayados , cabello liso castaño claro. Se acostumbró a la monotomía, estudió lo que siempre quiso, pero no era feliz por completo. Sentía su vida vacía, sin sentido. Lo suyo era tener todo lo que tenía al alcance, era una lástima que todo le aburriera fácil. Siempre con la mirada hacía abajo, exigente y con un poco de ego. Así se acostumbró, no quería lastimar pero mucho menos ser lastimado. Con cosas en común, su encuentro no parecía la gran cosa. Pero ¿qué esperabas? Si todo empezó por un estúpido café frío en un lindo día nublado.