La única y tenue luz que alumbraba aquél frío cuarto parecía venir de las incontables velas que había a los lados del gran e intimidante piano de cola. Enfrente de este, mimetizado entre las sombras, se podía apreciar únicamente la sombra de un alto y algo desgarbado joven, de espaldas, a no muchos centímetros de la pared. Y como hacía de costumbre todas las noches, éste paseó las yemas de sus dedos reiteradas veces en cada una de las fotografías colgadas por la estancia. Soltó un angustiado suspiro, para después esbozar una pequeña sonrisa. ❝Ah...❞ se lamentó. ❝Creo que necesitaré más fotos tuyas, Park Ji Min.❞
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