Una boda de hacía dieciséis años la había marcado, no más que el beso que había recibido de su esposo pirata, Sakura creció odiando a este, aunque soñaba con la aventura y el salvaje mundo del mar, jamás se imaginó que volvería a encontrarse con él. El oscuro hombre que a veces aparecía en sus sueños para atormentarla y recordarle la tragedia donde su padre había perdido la movilidad de su brazo izquierdo apareció nuevamente para reclamarla y terminar con lo que su padre no había podido hace más de treinta años.