-Todos nacemos locos...Y algunos nunca dejan de estarlo- murmuró despacio. -Sin locura no hay felicidad- digo. -Exacto- dice sonriéndome. -Tienes que detenerte- espeto negando con la cabeza. -Yo nací para ser feliz. -Joder- digo para marcharme, pero me detiene el paso. -Te quiero, pero más te quiere mi locura.