"Las llamas parecían querer escapar de la chimenea, agitándose y tiñendo así las paredes de un rojo oscuro aterrador. El fuego reflejaba en sus ojos una voraz y repugnante locura. Él sabía que yo era suya. No había otra opción. Jugaba conmigo como si yo fuera su muñeca. ¿Y quién se atreve decir que no lo fuera?"