Keithling odia a los Ojeadores. No soporta su mundo y por ello cuando es señalada desea morir. Cuando eres marcado no hay vuelta atrás y Keithling deberá aprender cuál es su lugar. Lo que no entiende es porqué nadie quiere que Mirea se acerque a ella. Dos seres que son mucho más de lo que parecen y que están condenados a destruirse mutuamente a menos que luchen contra el pasado que los marcó. ¿Será suficiente su amor para salvarse? ¿O todo arderá bajo sus pies...?