De los siete pecados capitales, seis rigen mi vida... la avaricia, la gula, la codicia, la envidia, ira y el peor de todos... el orgullo.
Tengo 29 años y poseo todo lo que podría hacer feliz a un hombre de mi edad: dinero, mujeres, autos y en nueve años viajé más de lo que muchos pueden.
Pero estoy peleado con la vida. No le dirijo la palabra a Dios desde hace un tiempo, y pocas cosas me roban una sonrisa genuina.
Soy un descreído. No confío en las personas y creo que todo tiene un precio.