Las olas rompían con una fuerza sorprendente aquella noche. Esta segunda Luna en este departamento, Thalía pensó que sería una idea relajante sentarse en el suelo de la terraza con la oscuridad propia de las doce de la noche, esperando que nadie pasara y la viera ahí, mirando al horizonte. Pero quien cambiaría aquellas vacaciones en una vuelta de ciento ochenta grados no sería alguien que pasara por abajo, ni alguien con quien cruzaria miradas una tarde en la playa, o un extranjero en la feria... Todos los derechos reservados Mini Historia