Me dijeron, me advirtieron, pero hice caso omiso, el arrebato mi mundo y no en en el mejor sentido, ahora pago las consecuencias, del amor más tóxico de mi vida.
Yo era la Britany, Sasha, Tifani, en otras palabras la zorra y no lo sabía, aclaro no me faltaban tres tornillos, pero le quite el novio a alguien y fui tan pendeja que no me di cuenta.
Dejo secuelas, pero no las superficiales como que me digan PERRA-PUTA-GOLFA, si no las que dejan cicatrices en tu ser, ahora me doy cuenta de lo estupida que me volví, por dejarme afectar, por eso le daré al mundo una nueva Scarlett, una que lo pueda dominar.
Lo que no sabía es que hubiera baches en mi camino por conseguirlo, pero no cualquier baches, sino uno rubio, muy misterioso, pero con unos labios deseosos de besar y otro con unos ojos grises que hipnotizan, pero que abordan al peligro.
Sé testigo de una peligrosa y catastrófica historia que puso el mundo por dominar de Scarlett de cabeza.
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y pauta como se le ha indicado. Un pueblo donde no se recibe con mucha gracia a los recién llegados así que cuando Los Steins se mudan a su lado, Leigh no puede evitar sentir curiosidad.
Los Steins son adinerados, misteriosos y muy elegantes. Lucen como el retrato perfecto de una familia, pero ¿Lo son? ¿Qué se esconde detrás de tanta perfección? Y cuando la muerte comienza a merodear el pueblo, todos no pueden evitar preguntarse si tiene algo que ver con los nuevos miembros de la comunidad.
Leigh es la única que puede indagar para descubrir la verdad, ella es la única que puede acercarse al hijo mayor de la familia, el infame, arrogante, y frío Heist.