Por fin cómoda, sueños entre almohadas, una indefensa figura recostada de forma fetal, abrazando sus piernas como una protección, se remueve un poco en su lugar y de repente pasa, ese sentimiento vuelve, la insatisfacción... El dolor. Su cuerpo comienza a temblar mientras lágrimas se desprenden solas de sus ojos, el dolor de cabeza hace su aparición y la desesperación aumenta, muerde su labio inferior y rápidamente se levanta, trata de buscar unas pastillas en el cajón a su izquierda pero su visión se nubla, su respiración se agitaba haciendo que gimoteos cortados salieran de su garganta, tapó con su mano rápidamente su boca de forma brusca, rasguñando sus mejillas, obligándose a sí misma a callar, jalando fuertemente su corto cabello de color miel, para finalmente tratar de ahogarse con la almohada que en un principio le brindó paz, una paz efímera, sólo para que las punzadas en su pecho aparecieran como cada noche. Pero la noche tenía ventajas, las dos más importantes, soledad y la obscuridad que ocultaba todas sus cicatrices y sollozos, arrastrándolos consigo para no dejar ningún rastro.
Hasta la rosa más brillante y pura puede oscurecerse. Aunque eso no le quita su belleza le quita la esperanza y las ansias de vivir. Las rosas negras son contempladas, pero ellas mismas son efímeras ya que se ven como un deplorable punto en la humanidad.
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Andy siente que todo le sale mal: acaba de ser rechazado por la chica que le gusta y necesita ayuda urgente para aprobar sus exámenes o tendrá que recursar en las vacaciones de invierno. Para colmo, su madre le consigue el peor tutor de todos: Edward, el chico más grosero, antipático y con fama de ser homofóbico. El escenario no podría ser peor.
Sin embargo, con cada tutoría, descubre que Edward es todo lo contrario: es amable, divertido y está secretamente enamorado de otro chico de la escuela.
Andy, al descubrir que Edward no es lo que todos piensan, decide ayudarlo con consejos de conquista a cambio de las tutorías, no obstante, a medida que pasa el tiempo, la relación entre ambos se fortalece. Mientras Edward sigue los consejos de Andy y parece que está conquistando al chico que le gusta según sus propias palabras, Andy comienza a cuestionar sus propios sentimientos.
¿Podrán conseguir la conquista perfecta o descubrirán que el amor verdadero está más cerca de lo que imaginaban?