"...Desperté. Era dos de octubre, lo sé muy bien porque ese día seria nuestro aniversario número 25, las bodas de plata según dicen.
No pude dejar evitar pensar que la vida da cambios inesperados... ¿Quien pensaría que volver a la ciudad donde nací encontraría al mejor hombre del mundo? Tal vez no era el tipo de hombre que alguien como yo buscaba, tal vez llego en el peor momento, pero no me arrepiento de haberlo conocido, no sé que sería de mi sin el. Sin sus abrazos, sin sus caricias, sin sus bellas palabras que me llenan de felicidad todos los días.
En ese momento me sentí la mujer más afortunada del mundo, me di vueltas en la cama y quede frente al padre de mis hijos. El dormía plácidamente, lo observe con más calma como tratando de recordar; aun conservaba sus rizos, esa fue una de las cosas que me llamaron la atención de él, sus ojos aunque cerrados para mi seguían proyectando su bello color, pude divisar que aunque dormido conservaba los hoyuelos en la cara, continúe mi recorrido y llegue a sus perfectos labios; los primeros que bese sintiendo algo tan fuerte como el amor..
Aun recuerdo nuestro primer beso con sabor a canela, nuestra primer caricia, el primer te amo, todo era perfecto para mí. Él es el hombre perfecto para mi, solo el con una sonrisa podía mejorar tu día, con solo una mirada tu vida podía cambiar, con un beso solo existíamos el y yo. Pude sentir su respiración golpeando mi cara cerré los ojos y me traslade a aquel día en que lo vi por primera vez…”