- No lo entiendes, déjame explicartelo todo por favor. - Dije agarrandole el brazo, no quería que se fuera.
- No me mientas Beth, no soy tan estúpido.- Dijo mirándome con cara de odio, nunca me había mirado así, me dejó sin palabras, no sabía que más hacer. Movió el brazo para que yo le soltara y se marchó.
- John no te vayas, te quiero.- Dije con los ojos llenos de lágrimas. Se giró y me miró a los ojos, su mirada estaba llena de odio.
Después de mirarme durante unos segundos se volvió a dar la vuelta y se marchó. Me senté en el banco que tenía justo detrás, y después de estar aguantando durante mucho tiempo, lloré.
Había sido mi culpa, lo sé. Pero me había enamorado. Hace cuatro meses, cuando todo empezó, no me imaginaba esto.
Había perdido hace mucho, había perdido antes de que todo empezara y no lo sabía. Y os prometo, que nunca una derrota había sido tan bonita.
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.