La utopía resalta como un pensar de un lugar que sería en todo aspecto perfecto, una luz para toda obscuridad. Pero no sale más allá de la fantacia. Las personas, todas tienen algún atisbo de orgullo, y por lo tanto egoísmo, y por muy pequeño o inédito que resulte, será la consecuente caída de la perfección, de la perpetua armonía.
Entre lúcidas diferencias la utopía se desmoronará con el carcomiente tacto de un ponsoñoso veneno, consumiendole sin cesar, hasta su triste e inevitable caída.
Seis meses después del caso de Los Aulladores, un crimen con un modus operandi peculiar aparece en Zootopia. Un muerto adjunto a una cita que pronostica más asesinatos. Poco después, otro animal es herido y muere en las inmediaciones de la ZPD, y con él, el ultimátum del asesino.
Nick y Judy, cuya relación es fuerte, son asignados al caso, donde tendrán que comprender qué es real y qué es una simple mención en las citas que el asesino deja con sus víctimas, sin dejar de lado los sentimientos que entre ambos van naciendo.
El tiempo corre en su contra y la amenaza acecha en cualquier rincón de la ciudad. ¿Quién será el siguiente?