El león del imperio

Rodas, Grecia 1556

(Dos días después de la muerte del sultán Soliman)

Heme aquí, contemplando el vaivén de las olas a cada que veo barcos acercarse y alejarse, días ha que espero la noticia que bien sé me proporcionará una gran alegría y profundo pesar. Desde mi escondite pude cerciorarme de los pasos que dan mis enemigos. Con ayuda de allha, mis hermanas y mi madre finalmente hemos destruido a los cuervos que quisieron picotear mi carne a base de mentiras.Piensan que ya no estoy.

Creen que me han quemado

Afirman haber borrado mi nombre en la historia.

Pero no es así, finalmente veo que se abre esa puerta por la que solo han de entrar los fieles a mi casa, desde otomanos hasta cristianos me traen información, información por la que pago bien o mal según sea el caso. Esta a juzgar por la cara de quien porta la noticia debe ser mala.

-Rustem Pasha-El aludido me reverenciaba, yo me mantenía cerca de mi balcón-¿A qué debo este honor?

-Larga vida Mustafá Sultán Khan.

Primero parpadee, después apreté mis puños sobre el barandal del balcón hasta que mis nudillos quedaron tan blancos como la pintura que les daba vida, después poco a poco fui procesando.

Al fin lo tenía.

El imperio otomano era mío.