Siempre he dicho que no es fácil vivir como un fantasma. En cada misión nos jugamos la vida: mutantes, gases venenosos y otros carroñeros son algunas de las amenazas que día a día tenemos que enfrentar. Algunos piensan que solo es entrar, tomar lo que haya de valor y salir sin dejar rastro, no están tan alejados de la realidad cuando las cosas van bien. Deberíamos llamarnos los "buscadores" no los fantasmas. Esta ha sido una discusión que tendré hasta el final de los tiempos con mi hermano, el autoproclamado líder de nuestra organización.
Somos los super vivientes de un cataclismo difícil de explicar, nuestros padres murieron cuando apenas era una bebé y desde entonces mi hermano ha sido mi tutor y protector. Hemos pasado hambre, sed, tuvimos que huir desde siempre, escondiéndonos, sobreviviendo... ahora todo eso quedó atrás. Este día, una vez más entraremos a otra desolada construcción intentando encontrar cualquier objeto de valor que podamos intercambiar por bienes, armas, materiales, o ¿Por qué no? Algo de respeto.