Zoe, que vive frente al resto con una enorme sonrisa, con un carácter aparentemente fuerte y sarcástico, con apoyo para todo que necesite y de un cálido corazón, y que tras toda aquella apariencia, vive encerrada en su cuarto, con la música, algunos cuantos cigarrillos y navajas escondidas, con la alacena llena de dulces y los dedos en la garganta próximamente, con lágrimas que salen poco a poco, tan debil. un alma triste en el fondo, que poco a poco se extingue...