Desperté agitado, mi respiración era irregular y me invadían unas ganas incomprensibles de vomitar. Me puse de pie y al momento me arrepentí de eso, un horrible mareo llegó a mi haciéndome retroceder de nuevo hacia la cama. Levanté mis rodillas hasta el pecho y cubrí mi rostro con las manos, tenía esa sensación de estar en un cuerpo que no me pertenecía, se sentía incómodo ser yo. Una vez que el mareo y las náuseas pasaron volví a ponerme de pie, esta vez mas despacio y caminé hacia el baño, ya dentro, abrí la llave de la regadera importandome muy poco si traía ropa puesta solo quería deshacerme de todo, quería que el agua se llevara mis memorias y sensaciones, quería que me liberara pero ahí me dí cuenta de que es imposible salvar a una persona corrompida.