Cuando fue rechazado por Inglaterra se sintió morir. La nación inglesa le había dejado en claro que jamás lo amaría del modo en que él lo hace. Vivió años tratando de olvidar sus sentimientos y cuando estaba apunto de dejarse hundir en lo profundo de un lago conoció al mismo rostro por el cual lloraba pero en forma humana.
Arthur Kirkland.
Tan iguales pero tan diferentes había logrado apaciguar su corazón, enamorarlo de un modo distinto.
Sabía que era efímero pero no se arrepentía.
Era un amor secreto a los ojos de la mayoría de las naciones en especial de la nación inglesa.
¿Pero qué pasaría si Inglaterra conociera a Arthur?
Él le entregará su corazón, ella se aferrara a amarlo apesar de su fracaso en cada intento de hacerlo y lo único que logrará es que el corazón de él esté conforme mientras que el de ella colapsa lentamente.
Nunca se ama de la misma forma dos veces y no siempre puedes amar a quien te ama por mucho que esa persona de todo por construirte un reino. Ella era el amor de su vida... Pero él no era el de ella.
Él perdió al amor de su vida, ella ya había perdido al suyo y la muerte de ambos será la razón de su hundimiento.
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