Corazones de papel
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Ongoing, First published Mar 31, 2018
Mature
Tres largos años han pasado en la vida de Santiago , su vida cambio tanto que el ya no es quien sólia  a ser . logro su propia " gloria " consagración  en la Fórmula 1 . pero no logró avanzar con su vida ,el permanecía  allí en el olvido .

por su vida pasaron muchas mujeres pero ninguna parece ser suficiente para hacelo olvidar . sólo ve corazones de papel con piernas .

Minerva Acardi es una joven que lleva a cargo la empresa de catering familiar en lo que su padre se recupera de una enfermedad .ella es puro fuego ,de lengua suelta,y distendida aunque en su vida no todo siempre ha sido color de rosas ,.creía que todo era como debía hasta que por azar se cruza con este hombre que ve  papeles en lugar de corazones .


podría decir que varias cosas estallan no sólo chispas 

-- ¿ pero quien está mujer tan desprolija y mal hablada? 

-- por Dios mire hasta el payasito de las tortas parece con esos ridículos zapatos y sin embargo me callo .



Si Quieres saber sobre ellos no dudes en sumarte y descubrir sus historias .Si leíste después de ti .sabrás quien es Santiago y si no te invito a que lo descubras
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//Segunda parte de Querido Jefe Narciso// -¿Desde cuándo hace que te estás reprimiendo? -le pregunté, deteniendo su plan de huida. Él frunció el ceño, y vi cómo apretaba los puños a ambos lados de su cuerpo, intentando mantener la calma. -No sé de qué me hablas -gruñó, poco convincente. Una sonrisa se formó en mi rostro, viendo cómo se giraba lentamente hacia mí, muy a su pesar. -Creo que sí lo sabes -reí, cruzando tentativamente mis largas piernas. -No. -Puedes dejar de hacerlo -murmuré, ladeando ligeramente la cabeza, provocando que uno de los mechones oscuros de mi cabello cayera sobre mi rostro. Él se dio cuenta de ello, y cerró los ojos, apretando todavía más los puños. -Repito que no sé de qué me hablas. -Sé que quieres besarme. Apretó los labios, y supe por su reacción que había dado en el clavo. -¿Qué? -dijo en un hilo de voz. -Hazlo. -¿El qué? -Bésame de nuevo, Narciso.