Si hay una brisa que me dice que tenga esperanzas, no soy un chico que disfrute de lo que se parece a todo. He oído decir que cada uno escucha lo que quiere escuchar. ¿Por qué yo siempre escuché lo que me obligaron? Siempre hasta que un día la angustia y ansiedad llegaron como la nueva era de mi vida, pero eso viene mas adelante. El sol no brilla este domingo y todavía es verano, un verano que llora porque todos los días se parecen. De chico nunca pisaba las líneas de las baldosas, los caminos rectos sin subidas ni bajadas, me aterraban y fueron inconscientemente lo que me empujaron a vivir mi niñez y posterior adolescencia con magia, estrellas que bailaban y las noches con sus sweaters grandes que me protegían. Así comenzó.
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