Creía que mi vida tendría un final de cuento. Que el príncipe me encontraría algún día y que yo, aceptando su mano, me embarcaría junto a él en una vida plena y poder decir luego, "somos felices para siempre". ¡Qué bobada! Eso no existe... ¿O sí?
Cambiarme a un internado no mejoró mi visión sobre eso que todos llaman "amor verdadero". Pero por un error de cálculo, terminé compartiendo habitación con alguien que me haría cambiar de opinión. ¿Él me daría mi final de ensueño? Tendría que comprobarlo.