-¿Podrías, por favor, parar un poco? -gruñó enojada Ámbar alzando las manos exasperada, mientras Simón solo se dedicaba a reír. -¿Pero qué tiene de malo que te diga que estás muy bonita hoy? -preguntó vertiendo el té en la taza frente a la chica. Ámbar simplemente suspiró. -Siempre con lo mismo vos, pregunto, ¿no te cansas de andar coqueteándole a las chicas? ¡Por favor! Simón solo le dió la espalda dejando la pava en su reposera. -Nunca me cansaré de decirte lo linda que te ves hoy... -Declaró riendo. Ámbar dirigió la mirada a Simón que aún le daba la espalda, ocultando una pequeña sonrisa-. ...Y sexy -concluyó el chico y la pequeña sonrisa que Ámbar tenía desapareció. Frunciendo el ceño giró su cabeza indignada. -Perdón, ¿Pero quién sos vos para decirme a MÍ, algo así? Simón se giró mostrando esa, a los ojos de la rubia, grande y tonta sonrisa coqueta. El chico amaba hacerla enojar. -Tengo que limpiar el patio. Tiene que verse tan bonito como te ves tú -Volvió a hablar con su adictivo acento antes de cruzar la puerta e irse. Ámbar sólo suspiró apoyando su cabeza en sus manos. Desde que se volvió a encontrar con su ex mejor amigo de la infancia, las cosas cambiaron demasiado. Ahora era un chico realmente coqueto y molesto. ¿Dónde quedó ese pequeño Simón que con solo nombrar la palabra beso, se ponía nervioso y agachaba la cabeza avergonzado? ¿Dónde quedó ese nene inocente? Y ¿Cuándo ese nene tímido, se transformó en esa bestia coqueta y sexual?. -Por cierto -Simón se asomó por la puerta de la cocina-. Esa falda nueva te queda genial -Volvió a sonreír antes de guiñar un ojo a la rubia, haciéndola girar los ojos y gruñir enojada, siempre lo mismo. Sin duda, desde que Simón volvió, y empezó a trabajar en la casa, la vida de Ámbar Smith no volvería a ser igual. Pero lo que ella no sabía, es que eso era solo el comienzo. NO SE PERMITEN COPIAS Y/O ADAPTACIONES SIN NUEST