Roque, Enrique, Jose y Edilma al ver la reacción, el sudor pasmado, el aliento estacionario y la gélida mirada de cada uno, habían comprendido que ése sueño, ésa zozobra donde borbotaba un solo color y resaltaba un solo apellido, no era solo una molesta pesadilla, sino una realidad creciente y amenazante que todos compartían ¿Cuántas personas más habrían de compartir la misma angustia? ¿Cuántas personas más compartirían el mismo destino? Innumerables preguntas y pensamientos les pasaban por su cabeza y por primera vez en mucho tiempo, este grupo de vividores había abandonado la levedad de su existencia, dejando atrás la ignorante felicidad de su vida, para empezar a preocuparse por el final de la misma.
El fantasma de un conflicto enajenado embravece el torrente de un peculiar pueblo, que por su propia escasez y evocada riqueza se cimienta sobre las sucias aguas mansas de una apartada y olvidada ciénaga.
Después de ser rechazado por segunda vez por el Equipo Avatar, incluso después de ayudarlos con Combustion Man, Zuko decide dejarlos solos y buscar un lugar donde vivir.
pero después de una pelea contra soldados de la Nación del Fuego y caer en el lecho de un río.
Al ver su arrepentimiento y dolor, el espíritu del Sol y la Luna deciden darle una segunda oportunidad, enviándolo a otro mundo con otro destino y gente que lo apreciará y admirará.