Janna frecuentaba la cafetería cada tarde, jamás creyó encontrar el amor en algo tan simple, en alguien tan arrogante, y mucho menos en el poco tiempo que le quedaba...
-Buenos días que va a ordenar?
-Un mocha, por favor.
Fernando, trabaja en el Starbucks, conoció a Valentina una mañana, desde entonces no deja de pensar en ella y ella el.
¿Quién diría que solo un empleado en una cafetería te cambiaría la vida?