Bajo Las Estrellas de Enero.
51 parts Ongoing A veces, el destino no se escribe con palabras, sino con estrellas. Así lo he creído siempre, al menos hasta aquella noche en que mi propio mapa celestial se desdibujó. Tengo cuarenta años, un telescopio que apunta al infinito, y una certeza inamovible: todo ocurre por una razón. Pero ¿cómo se explica entonces que él, un joven de apenas veinte, irrumpiera en mi vida como una tormenta de verano, inesperado y devastador? Es alto, impulsivo, lleno de una intensidad que me desconcierta y me atrae a partes iguales. Lo conocí en una conferencia sobre constelaciones, mientras yo hablaba de ciclos cósmicos y él desafiaba la gravedad con una sonrisa que lo hacía parecer dueño del universo. No lo sabía entonces, pero su llegada cambiaría todo lo que creía cierto: las estrellas no siempre obedecen a sus propios patrones. Narraré esta historia como mejor sé, guiándome por la posición de Marte, Venus, y mi propio corazón, aunque a veces parezca que mi brújula interna se haya extraviado. Tal vez sea un amor improbable. Tal vez sea una lección. O tal vez las estrellas, por una vez, decidieron conspirar a mi favor. Porque, cuando él me mira, no veo su edad. Veo constelaciones enteras en sus ojos.