Al verla marcharse, mis ojos se convirtieron en un mar de lágrimas, mi corazón fue habitado por un profundo dolor , en ese preciso momento supe que nada volvería a ser igual. Nunca más volvería a ver un brillo tan singular como el de sus ojos, ese brillo capaz de iluminar mi alma consumida en el dolor y alimentada de esperanzas cada vez más rotas. Fue justo ese instante en el que murieron mis ganas de seguir, y donde nació el vacío de mi alma...