Me llamo Elena Montiel, tengo la hermosa edad de 26 años. Trabajo como diseñadora de jardines e interiores.
Mi jefe que es un tirano no hace más que menospreciar a sus empleados solo por la diferencia de clase social. Maldito!
Todo cambia, literal todo, cuando un abogado de la empresa para la que trabajo llega a hacerle un comunicado a mi jefe. Mi relación con él no es muy buena y es meramente profesional, hasta ahora.
Somos como el agua y el aceite... que no se llevan, se aborrecen uno al otro y jamás logran juntarlos.
-¿Es que tu enloqueciste? - le dije al muy idiota de mi jefe.
-Por supuesto que no, eres la única mujer que conozco que no ha intentado nada conmigo, ¿no te das cuenta? Eres perfecta para esto. - me dijo con algo de ironía en la voz. - Tú no eres la mujer modelo con las que suelo salir, no estás llena de chismes y yo necesito mejorar mi imagen.
-Me niego a ser partícipe de esto. - dije segura de mi misma, cruzándome de brazos.
-Cariño, ya eres partícipe de esto, solo necesitas firmar el maldito contrato. Y ambos saldremos beneficiados.