-Qué? Te arrepientes de lo que hicimos?.-Comentó él. -No, no es eso.-Respondí nerviosa. -Entonces?.- Él me miró, sus manos hicieron contacto con mis hombros, me recorrieron suavemente hasta llegar a mis manos y las tomó con fuerza. Sus ojos brillan, su cabello aún esta húmedo y unas cuantas gotas de agua lo recorren, desde su cuello hasta su abdomden. -No lo sé.-Contesté y él sonrió coqueto. -Entonces lo podemos volver ha hacer?.-Sonrió levemente, puedo sentir como el calor sube hasta mi rostro y su sonrisa se expánde aún más. Sus manos dejan a las mías y poco a poco me tocan formando un camino hasta mis caderas, me sujeta con fuerza hacía él, puedo sentir en mi abdomen el amarre de su toalla pero a él eso no le importa pues noto como algo húmedo está en mi cuello, trato de girarme para verlo pero él hunde más su lengua en mi, hace circulos con ella y comienza a morder suave mi piel. -Solo... Espero... Continúa esta vez besando cierta parte de mi pecho y con leves movientos muerde ahí. -Solo espero... que no... tengas... hijas. Él me aleja rápido dejándome con miles de sensaciones y una fría brisa chocando con mi piel, la cual comienza a extrañar sus cálidos y suaves labios. -Porqué no habría de tener hijas?.-Preguntó con seriedad. Lo miré de la misma forma, tratando de controlar lo que debajo de mi quería sentirlo. -Por que les harán lo mismo que tú me haces a mí... -Él continuó con su mirada fija en mi y luego miró mis piernas descubiertas.-Y ellas van a sufrir mucho. Tomó de nuevo mis caderas pero esta vez bajó hasta la altura de mi abdomen, acariciando mis piernas, llegando a mis glúteos, presionando con fuerza, me mira sonriendo y entierra su boca en mis piernas. Su suavidad nuevamente me toca, su lengua vuelve a acariciarme y sus mordidas llegan para dejarme tan inconsientemente como le gusta.