Le era imposible olvidarse de aquel día, para ser exactos, de aquella noche, en la que comenzó toda su desgracia, pero a la vez toda su felicidad.
A sus veintitrés años andaba esperando un bebé. Fue humillada, golpeada y abusada, después en un intento de contarle la situación a su familia, su única respuesta fue darle la espalda y echarla a la calle.
Desde aquel día tuvo que hacerse fuerte, por ella y su bebé. Fue una víctima más, pero eso no quita que saldrá adelante por ella misma.