Ángelus

En Francia durante el siglo XV, Luis XI decretó el rezo del Ángelus tres veces al día, mandato que se volvió parte de las costumbres entre los campesinos de la época.
El Ángelus recita el pasaje de la anunciación del ángel Gabriel a María. El mensaje divino es recibido por María un 25 de marzo, nueve meses antes de la Natividad. En un momento en que la primavera brinda fertilidad a los campos, el anuncio de que María sería madre del salvador resulta relevante para la gente que vive de la tierra y sus siembras, otorgando un sentido religioso a sus rituales campesinos.
Dos milenios después de la anunciación, los rezos ya no sirven para purificar el alma. La tierra es árida y la humanidad está consumida por el dolor. El regreso del Mesías no es motivo de gozo y regocijo, no en esta época, no para ella, recipiente hueco en manos divinas.
En medio del caos sólo un ser se mantiene ecuánime, sensible al dolor y ajeno a los planes celestiales.