Podemos sentir que se nos acaba el mundo, cuando creemos perder a alguien más. No somos conscientes de que podemos sentir, que estamos completos, podemos sentir que nunca más volveremos a enfrentar al dolor, y entregarnos a la paz que nos pueda brindar otro ser. Sin saber, que no hay nada más alejado de la realidad que esa paz. La paz real reside dentro de nosotros mismos, es esa que encontramos cuando no hay más donde buscar. Es cuando finalmente decidimos buscarla donde siempre estuvo. Muy dentro de nosotros.