(Si después de leer The death Cure te quedaste con un mal sabor de boca, ésta historia te va a agradar) Aquella mañana un importante mensaje lo obligó a sonreír esperanzado, aunque se había jurado no volver a sentir aquella traicionera sensación, no pudo evitarlo, su inocencia le ganó a la realidad. -Vamos a por ti. Minho. -leyó. Ni siquiera pudo responderle, tuvo que borrar rápidamente el mensaje cuando de improvisto un guardia fuera de horario pasó por la puerta de su celda y lo vio con el aparato en sus manos. Convencerlos de que realmente era él no había sido fácil, pero ahora irían a su rescate y toda esa tortura por fin terminaría.