Somos para el destino, porque destinados para algo fuimos. Somos revelación, porque demostramos lo que mostramos. Somos sensaciones, porque sin sentir se pierde el sentido. Somos contradicción, porque no creemos en las contradicciones, sin embargo, nos encanta lo opuesto a nosotros. Somos siempre lo uno o lo otro, pero nunca una careta. Solo cambiamos.