Como al paso del viento las ramas se doblegan, hoy me inclino ante ti Sin titubeos... ¿La vida no es un cuento de hadas y no hay finales felices? Las duras palabras de Aquilles repercutieron a futuro en su joven alumno. Connor no siente el sabor de cada día, no hay nada que le maraville, ya no espera lo mejor de nadie. Pero el lobo solitario también necesita de vez en cuando a la manada. Las silenciosas tardes en la hacienda Davenport dejarán de ser tranquilas cuando a sus puertas se presente un joven extranjero que le dará a Connor la calidez que no lo envolvía ni con la llegada del verano. El viejo mentor asesino poco sabía del futuro de su aprendiz. Pues en la vida, las cosas más bellas son las repentinas, las que llegan como al paso del viento... ... Y son las que más perduran en la memoria.