Son Goku abrió sus ojos de par en par.
Aquello no podía ser real.
Una rosada cola de pez, con escamas que lanzaban destellos morados se encontraba unida a una joven chica que reflejaba pánico ante su presencia.
Al verlo, aquella criatura intentó liberarse sin éxito.
- Tranquila, no voy a hacerte nada .- espetó mientras era incapaz de salir de su impresión. Con cuidado y bajo la atenta mirada de ella, movió la roca para con su otra mano agarrar su cola y liberarla.
Aquella suave textura era agradable.
Ella intentó huir pero siguió firme con su agarre, lo cual notó que hizo a la joven tensarse, mientras seguía haciendo esfuerzos por escaparse.
¿Acaso era real? ¿Era ella una sirena?
Sin embargo, su observación no duró mucho tiempo pues, soltó su cola al sentir un gran dolor en su brazo. Dirigió su mirada a él para ver que estaba sangrando, pues un buen zarpado por el miedo que la consumía le había dedicado a aquel joven de pelo alborotado.
Antes de que se adentrara en las inmensidades del océano, pudo ver aquel rosado color de ojos, que le perseguiría todas las noches.