Jimin y tú no os aguantasteis las ganas. Cómo dos adolescentes hormonados que no pueden aguantar la tensión sexual, os fuisteis a la cama dispuestos a hacerlo, siendo conscientes de que no estabais solos. Escuchasteis un ruido, un gemido. Mientras tu novio se ponía los pantalones, tú abristes la puerta y te encontraste con un Jungkook exaltado, rojo y con los ojos brillantes.