Es sencillo reconocer un buen personaje al leer una historia. Son de esos que se sienten humanos, auténticos, que generan empatía, que son únicos y que, después de terminar de leer, se quedan en nuestra memoria como si fuesen viejos amigos. Son el componente que nos engancha, que nos pone al borde del asiento en los momentos de suspenso, nos parte el corazón en las desgracias y nos hace morir de risa en el humor. Son, en muy poquitas palabras, la clave de cualquier buena historia. Y escribirlos es todo un arte. En esta guía pretendo recopilar consejos y datos que he leído y oído sobre la construcción de personajes, desde la descripción física hasta lo intrincado de la psique. Entra con confianza, pero bajo tu propio riesgo.
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